8 mar 2021

8 de Marzo

 A todas aquellas mujeres que conozco que no se identifican con las marchas o los movimientos que hoy muchas llevan a cabo las Felicito y no se lo tomen a mal. Me siento muy feliz por ustedes, porque el que no se sientan identificadas significa que han vivido en un entorno seguro, rodeadas de un sentimiento de seguridad, significa que los hombres que las rodean muestran equidad y que por el simple hecho de ser mujeres no se sienten degradadas en ninguno de sus círculos y me alegra que sea así para ustedes.



Yo sufrí durante mi infancia y ahora en mi vida adulta acabo de salir de una relación en la cual no sufrí de ningún tipo de violencia física, pero sí de sentir que me hicieron mierda mi espíritu, perdí mi esencia y me fue apagando de tal modo que no me di cuenta hasta que me sentí acorralada y sin salida. Tuve pensamientos suicidas. Muy tarde me entere que dentro de la violencia existe también  la violencia Psicológica.

Algo que muchos piensan que no es la gran cosa, que es algo que se puede detener en cualquier momento, pero les voy a platicar mi propio caso. Todo empieza cuando comienzas a salir con alguien que te empieza a dar “recomendaciones” de cómo vestirte y por darle gusto sigues sus comentarios, te empieza a decir el por qué tus creencias están mal refutando se con tantos puntos que no puedes llevarle la contra, te comenta que tus amigos pueden ser mala influencia por su manera de pesar, y tú por querer estar con él te alejas, te dice que tu jefe y compañeros conspiran contra ti y te convences a ti mismo de que todo lo que te dice es cierto, y que cuando por fin conoce a tu familia te convence que está mal y que debes tomar “tus propias decisiones” sin escucharlos, empieza a llevarte a sus círculos donde todos le dan la razón a él, y solo te sientes torpe, te echa la culpa de todo,  lo que este mal y nunca en todo el tiempo de la relación pidió disculpas por nada, porque él nunca comete errores, pero si el llegase a cometer errores es porque tu hiciste algo mal y terminas disculpándote.

Por supuesto que hubo momentos felices, ese era el gancho para que yo no me fuera, además de que me hacía sentir mal porque “yo lo iba a lastimar”, “él iba a sufrir mucho si lo dejaba" y por mucho tiempo me lo creí, me obligaba a mí misma a estar feliz, pero llego el punto en que ya no pude más. Aún tengo momentos en los que mi cabeza aun piensa en eso, en que lo estoy lastimando, pero no por unas palabras bonitas le voy a perdonar todo lo que ya me hizo.



Cada quien puede hacer de su vida un papalote, pero esta vez fui yo la que rompió los hilos y se fue volando de ese logar oscuro donde me encontraba y estoy recuperando mi valor para alzar la voz y poder decir "Ni una más, Ni una menos”.






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