Hace un calor de los mil demonios…
Abrí mi ventana para que corriera un poco de aire y encendí el ventilador y así estuve como una hora y ahora que volteo a ver mi ventana, me topo con que estoy siendo observada por un millar de dientes de león
Salí para ver qué sucedía y no sé qué demonios pasa con el mundo o porque diantres se dispusieron hoy todas las florecitas de dientes de león a soltar sus semillas. De seguro se organizaron todas en un mitin y apuntaron en su mugre calendario que hoy sería el día de revuelta, el día que taparían todos los mosquiteros de las ventanas, que invadirían todas las casas y se dispondrían a entrar en las bocas de todos aquellos tontos que abrieran sus bocotas.
Hace un calor de mierda y no puedo abrir las puertas de par en par por que la casa se inunda de dientes de león.
De pequeña se me hacía muy tierno soplarle a un diente de león y ver como se alejaban flotando las semillas en esas pequeñas sombrillitas blancas, pero ahora se pasan. No me explico cómo es que ayer no había nada de eso y hoy estoy atiborrada hasta la coronilla de esta plantita. Me siento como en una de esas películas del fin del mundo en donde la madre naturaleza toma venganza de los seres humanos, solo que en lugar de utilizar horripilantes plantas mutantes, se dedico a liberar a las diminutas y tiernas semillas del diente de león.
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